“Una de las primeras certezas que ­adquirimos durante la lectura de Rombo –una novela especialmente reacia a hacer explícitas las intenciones de su autora– es que, pese a lo anterior, la región, en realidad, no se recuperó nunca: buena parte de la población desplazada por el terremoto no regresó al Friuli, y así, un modo de vida específico y tan profundamente arraigado en el pasado que su causa no podía ser interrogada –convirtiéndolo en puro presente sin razón– desapareció para siempre; mientras existió, las personas segaban la hierba, subían a las alturas con las cabras, leían las señales que creían encontrar en lo que los rodeaba –al terremoto lo precedieron el aullido de los perros, el sonido de pájaros que nunca habían sido oídos en la zona, el hallazgo de serpientes negras…–, trabajaban como afiladores en los pueblos de la costa o se iban de camareros a Alemania, contaban historias, soñaban con comprarse una Vespa. Esther Kinsky (Engelskirchen, 1956) narra todo ello a través del relato   –poco importa si inspirado por testimonios reales o no– de cinco mujeres y siete hombres; sus vidas, admiten, no fueron las mismas después del terremoto.” [Sigue leyendo]

La Vanguardia (Barcelona), junio de 2023.