“Quizás sea una habitación, tal vez una sala de interrogatorios, una celda: Estela García va a permanecer en ella todo lo que dure su relato; en él narrará por qué dejó el sur del país –y allí a su madre–, cuándo llegó a Santiago de Chile, cómo empezó a trabajar para “el señor” y “la señora” siete años atrás, qué trabajos fueron esos, cómo era su relación con esos patrones, cuándo llegó a la casa la niña, cómo la crio, por qué razón ahora –como saben las personas a las que Estela se dirige y que tal vez estén al otro lado de la pared, escuchándola, o quizás no– la niña está muerta.” [Sigue leyendo]

Letras Libres (Ciudad de México y Madrid), abril de 2023.