“Al igual que Juan Rulfo, Josefina Vicens sólo necesitó dos libros para convertirse, a ojos de muchos de nosotros, en una de las escritoras mexicanas más importantes del siglo XX. De esos dos libros, Los años falsos (1982) es el más accesible; su protagonista se llama igual que su padre, y, cuando éste muere accidentalmente en una fiesta manipulando un revólver, el hijo pasa a convertirse, a pedido de él, en ‘ayudante’ del político para el que el padre trabajaba, se enreda como él en los hilos de la corrupción, se queda con una de sus amantes, se envilece. El hijo se convierte en el padre; sin embargo, esta transformación no sólo es producto de una imaginación barroca, sino también de una visión de la masculinidad que, tras la muerte del padre, convierte al hijo en ‘el hombre de la casa’ y, así, en el garante de lo que llama la división entre ‘el prepotente y ruidoso mundo de los hombres’ y ‘el sumiso y mínimo de las mujeres’. “Yo sentía que estaba en todo mi derecho de prolongarte, de prorrogarte, de imitarte, hasta de calcarte si me daba la gana”, dice el hijo al padre, pero esa ‘prolongación’ es también la del orden violento y corrupto que el segundo le ha dejado en herencia.” [Sigue leyendo]

Babelia/El País, junio de 2023.