El Tercer Reich de los sueños solo pudo ver la luz en 1966 gracias al apoyo, primero, de Hannah Arendt, y después de Reinhart Koselleck, el principal representante de la variante alemana de la historia de las ideas. Provocó un escándalo, puesto que demostraba que el carácter totalitario del nacionalsocialismo, la existencia de los campos de concentración y la persecución y asesinato de judíos (de los que muchos alemanes aseguraron después de 1945 “no haber sabido nada”) eran bien conocidos desde 1933 y se manifestaban claramente en los sueños, lo que significaba que no existieron inocentes en la sociedad del Tercer Reich, en particular entre aquellos de sus integrantes que se habían limitado a “ir con la corriente”. [Sigue leyendo]

El País, mayo de 2021.