“Vivimos una época en la que una parte de la izquierda no sólo europea parece haber renunciado al materialismo histórico del que surgió para centrarse en librar ciertas ‘guerras culturales’; esto ya es suficientemente malo, pero hay dos problemas añadidos: por una parte, que esas ‘guerras culturales’ dividen más de lo que cohesionan —buena parte de las horribles, realmente denigrantes y ofensivas expresiones que podemos escuchar en todos los sitios estos días en torno a las personas transgénero es producto de intentar resolver un ‘problema’ que hacía décadas que ya no existía en España, uno de los países europeos más abiertos a las disidencias de género hasta que alguien decidió convertirlas en escenario de guerra—; el otro problema con las ‘guerras culturales’ es que, por definición, casi nunca las gana nadie.” [Sigue leyendo]

La Agenda (Buenos Aires), marzo de 2023.