“Un eufemismo es una manifestación; está allí en reemplazo de otra cosa, que no puede ser dicha, y para Clara, la protagonista de la primera novela de Ana Negri  (Ciudad de México, 1983), es ‘la única construcción lingüística atinada’, la única de utilidad ante la ‘profunda desconfianza frente a las palabras’ que siente desde niña, rota como está por la escisión entre una lengua pública (‘como se dice en México’) y otra privada, la de los padres argentinos, en la que ‘allá siempre era Argentina’ y ciertas cosas no pueden ser dichas. A lo largo de los últimos años, los libros de Verónica Gerber Bicecci y Nicolás Cabral ha venido a cuestionar la identificación romántica entre lengua y territorio que todavía preside cierta forma de pensar las literaturas ‘nacionales’; partiendo de una indeterminación de origen (¿son mexicanos? ¿son argentinos? ¿son mexicanos escribiendo ‘literatura argentina’ o argentinos haciendo ‘literatura mexicana’?), ambos, y muy en especial Gerber, han avanzado hacia el cuestionamiento de los límites entre ficción y no ficción, entre creación y apropiación, entre literatura y artes visuales, entre obra y archivo, entre pasado y presente. Negri se integra a la serie de los ‘argentomexicanos’ con un estilo algo más convencional y un personaje absolutamente extraordinario, esa madre a la que no dejan de pasarle ‘cosas’; pero decir ‘cosas’ es emplear un eufemismo, por supuesto: las ‘cosas’ de los padres son el enfrentamiento con el Estado, la internalización de la culpa por el fracaso de un proyecto político, el acoso, la clandestinidad, el tránsito por los centros clandestinos de detención y tortura, el exilio, las pérdidas.” [Sigue leyendo]

La Agenda de Buenos Aires, marzo de 2021.