“‘Una vez’, recordó en una ocasión Alan Pauls, ‘para desmerecerlo, Juan Carlos Onetti dijo que sabía cómo hablaban los personajes de Puig, pero no cómo escribía Puig. La objeción es tan patética y tan consagratoria’, dijo el escritor argentino, ‘como la que esgrimía Ramón Doll cuando acusaba a Borges de escritor de segunda mano, de plagiario’. Puig fue explícita y deliberadamente un escritor ‘de segunda mano’, que cedió el centro de la narración a sus personajes: sus novelas mezclan elementos de la ‘alta’ y de la ‘baja’ cultura, avanzan mediante el intercambio de cartas y protocolos documentales, fragmentos de canciones y de filmes, redacciones escolares, informes policiales, pasajes de diarios íntimos y recortes de prensa, son polifónicas. Proceden, sobre todo, a través del diálogo entre los personajes. Que únicamente sepamos cómo hablan ellos, y no su creador, es solo uno de los elementos que hacen extraordinarias estas novelas.” [Sigue leyendo]

Babelia/El País, noviembre de 2022.