“19 de octubre, lunes

‘Voy a buscar a Borges y a [Mariano] Peyrou, que comen en casa’, anota Adolfo Bioy Casares el 19 de octubre de 1963 en su diario.

Ya hay 40 millones de contagiados de Covid-19 en el mundo, Boris Johnson se queda solo tras hacer una especie de Brexit de sí mismo, las encuestas anticipan los triunfos del partido de Evo Morales en Bolivia y de Joe Biden en los Estados Unidos y los cineastas y activistas sociales chilenos Carolina Adriazola y José Luis Sepúlveda anuncian que ‘la olla a presión en Chile todavía no ha explotado’. Algunas de estas noticias parecen esperanzadoras y otras, claramente, no lo son, pero todas se recuestan sobre la inminencia de un futuro que no llega nunca y que siempre es mejor que el presente, o al menos no ha demostrado (todavía) que, dadas las circunstancias, no lo es ni puede serlo.

 

20 de octubre, martes

Llueve en Braga y en el norte de Portugal, pero es mi último día en la ciudad y salgo de todas maneras. Una borrasca del Atlántico da cuenta de la proximidad del océano, que en Europa Occidental siempre está más cerca de lo que uno suele recordar, en particular desde la meseta en la que yace Madrid como un agonizante.

‘Después del almuerzo [Borges] me cuenta que Delia Ingenieros, cuando chica, fue al mercado; le pidieron ochenta centavos por un plumero; lloró, porque era un precio excesivo; le rebajaron a setenta; para mostrar su satisfacción, pagó con un peso y dijo que guardaran el vuelto’. (Adolfo Bioy Casares, el 21 de octubre de 1955)” [Sigue leyendo]

La Agenda de Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.