«Hacia comienzos de los años 80, el niño Patricio Pron (Rosario, 1975) deambulaba, literalmente, entre los escritorios de la precaria redacción del diario Rosario, uno de los periódicos emergentes, y efímeros, que tuvo la ciudad por esos años. Trepaba los taburetes, pulsaba alguna tecla de las viejas Lexicon 80 (un «fierro» irrompible que los italianos de Olivetti habían lanzado al mercado hacía ya varias décadas), tomaba los viejos papeles pautados que los cronistas profanaban, observaba con fascinación las teletipos que traían noticias del Lejano Oriente y de Buenos Aires; miraba, registraba. Parecía querer guardar en su recuerdo algo de lo que ocurría en ese «mundo diario»; espacio cotidiano en el que, además, sus padres se ganaban el sustento: papá Chacho tratando de acompañar a buen puerto cada día un barco generalmente averiado (la edición del diario, propiamente dicha), poblado de imberbes periodistas y otra gente expulsada del paraíso terrenal; mamá Yaya en la bodega del mismo barco, el archivo, recortando artículos, pegando papel sobre papel con Plasticola, preservando en sobres para construir la memoria de la aldea que nos contenía.» [Sigue leyendo]

La Capital (Rosario), abril de 2019.