«La prensa de la época solía retratarlos como una bestia bicéfala, pero los hermanos Edmond y Jules de Goncourt –cinco libros y los tres primeros volúmenes de sus Diarios entre los dos– preferían hablar de ‘un solo cerebro para crear’ y ‘una mano con nuestra pluma en el extremo’. ‘Este absoluto de la fusión literaria, estética, afectiva, psicológica, lejos de traducirse en una escritura a cuatro manos desemboca en una escritura a una sola mano”, sostienen Michel Lafon y Benoît Peeters en Escribir en colaboración; pero la pregunta, en ese caso, es, dicen Lafon y Peeters, ‘cuál mano’ es esa. Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares hubieran respondido que no la suya.» [Sigue leyendo]

Cultura/s, La Vanguardia (España), diciembre de 2022.