“Lo primero que pensé al terminar el libro y al echarle un vistazo a las notas y a los numerosos subrayados fue que quizá no hiciera falta redactar o más o menos narrar una lectura (entiéndase ‘explicar de qué trata’) sino que, al igual que la novela, bastaría con exponer los diferentes elementos (como en No derrames se nos exponen las partes) y que el lector se encargara de atar o coser o trenzar o, mejor, ensamblar a la manera del montaje cinematográfico (tal y como se nos invita en el texto que nos ocupa), pues la narración ‘solo extrae su sentido del montaje’.” [Sigue leyendo]

Rumiar La Biblioteca, 18 de abril de 2016.