“C. escribe acerca de Typatone, un nuevo programa que permite ‘escuchar cómo suena’ un texto: al escribirlo en Typatone, el programa asigna una nota a cada letra y la escritura conforma una melodía, que el usuario puede oír e incluso descargar. Posiblemente haya algún tipo de trampa, ya que las melodías suelen ser bastante razonables con independencia del texto que se escriba, pequeñas piezas electrónicas entre la contemplación New Age y la música de flipper; el usuario puede elegir si desea para su texto una melodía lenta o rápida, con ribetes cómicos o similar a una marcha fúnebre, y quizás la gracia consista en, como sugiere C., hacer que un texto de tema trágico ‘suene’ como la banda sonora de un dibujo animado, y viceversa.

“Y sin embargo, sí hay una música de los textos, que es resultado de su escritura y no depende de su contenido ni necesita ninguna aplicación para ser escuchada: es la que resulta de escribir en un teclado, que conforma algo parecido a una música supeditada a la resistencia de las teclas, el tamaño y el tipo de ordenador utilizado, el tipo de teclado, la disposición de las manos en él, la fuerza física que se imprime a la escritura, las pausas, las interrupciones, el ritmo de avances y retrocesos en la escritura… Me interesa mucho esa música y estoy seguro de que escucharla con atención podría permitirnos inferir ciertos aspectos de la forma en que un escritor escribe que cualquier declaración que éste haga, cualquier estudio crítico y cualquier reseña, pasan por alto. De disponer de un registro sonoro de los escritores en el momento en que escriben tendríamos una exhibición de fuerza y de velocidad en algunos casos, pero también, en otros, de vacilaciones y estancamiento. Pienso en un archivo sonoro de escritores escribiendo, en lo más íntimo de su práctica, y en los sonidos de su teclado mezclándose con los de su apartamento o un bar o cualquier otro sitio donde trabajen y en lo que podríamos decir con esa información acerca de cómo un texto fue escrito, cómo y tal vez contra qué, o a pesar de qué. Esa sí sería una música digna de ser escuchada.” [Sigue leyendo]

La Agenda de Buenos Aires, marzo de 2021.