“La novela empieza con una partición de una biblioteca, la que fue de Él y de Ella, con restos de otros naufragios amorosos incluidos. Y cuando él arranca una página sí y otra no de los libros que fueron de los dos, Pron nos está diciendo mucho sobre la relación, que se va por la alcantarilla por un pájaro que entra en su casa y muere, un suceso que revela que todo estaba acabado antes. Se trata de un retrato de la soledad y de lo que supone necesitar al otro, del daño de la repetición banal, de la rutina, juego de roles donde la anonimia define a unos personajes que apelan a lo universal. Millás ha explicado las razones literarias del premio con una sentencia: ‘Hay una cosa que llamamos la textura de página, que es como cuando un experto en tejidos toca uno y sabe si es bueno. La textura de página de esta novela no era buena, era sorprendente’”. [Sigue leyendo]

El País, 21 de marzo de 2019.