“A principios de año le había propuesto que me acompañara a un viaje a Japón. Ya no vivíamos en la misma ciudad, y nunca habíamos explorado otros lugares juntas como adultas”, explica la narradora. Su madre nació en Hong Kong, pero tuvo que trasladarse a Australia, donde se las arregló para criar y darle una educación a sus dos hijas. Que sean una familia podría ser motivo de disputa si no fuera porque lo que postula Un frío de nieve, acertadamente, es que nunca acabaremos de conocer a nuestros padres, que estos siempre se guardarán para sí cosas que no saben que sus hijos desean saber de ellos y que tal vez ni siquiera recuerden. Una familia, sugiere Jessica Au, es una conversación. Y la narradora de esta novela habla en inglés, pero su madre tiene el cantonés como primera lengua y, así, hay algo que se escapa en la comunicación entre las dos mujeres que ni la intimidad de un viaje juntas podría darles.” [Sigue leyendo]

Babelia / El País, febrero de 2024.