“De acuerdo con una estimación de 2018 citada por el historiador austríaco, el 50% de los contenidos de redes sociales asociados con la palabra ‘yo’ son publicidad encubierta: la autoficción, el exhibicionismo —por ejemplo, de los tatuajes, que Groebner llama, quizás injustamente, ‘anuncios publicitarios de nuestra aparente singularidad’—, la exposición pública de una intimidad supuestamente verdadera —pero construida con dispositivos y herramientas digitales, filtros, animaciones y tutoriales para optimizar la ‘marca personal’—, el negocio de la influencia, el sentimentalismo kitsch, las guerras culturales ocasionadas por la adopción acrítica de la idea de que ‘hablamos desde nuestra diferencia’ y en nombre de nuestra identidad —un concepto que Groebner considera inadecuado como herramienta de análisis—, los contenidos sobre experiencias vitales del tipo del nacimiento de un hijo y el creciente victimismo ­—para el autor, ‘promoción en una forma especialmente optimizada’, ya que ‘permite combinar la demanda de atención a los sentimientos propios con invocaciones a la primera persona del plural’— serían, en ese sentido, la expresión de una renuncia radical y quizás definitiva a la idea de que las personas somos algo más que productos en venta”. [Sigue leyendo]

El País. Madrid, julio de 2022.