“Ya a comienzos del siglo XX el escritor británico George Bernard Shaw observó que ‘la conversación pública sería un remedio excepcional contra el insomnio si las personas se habituaran a hablar en voz más baja’. Antes incluso, Søren Kierkegaard, Immanuel Kant y Friedrich Nietzsche creyeron ver en el aburrimiento de Dios la causa de la Creación, y en el de Eva, su ‘tentación’, y también escribieron sobre él René Descartes, Arthur Schopenhauer, Sigmund Freud, Martin Heidegger y Theodor Adorno. Un ‘acontecimiento único, que siempre se repite’ (la frase es del escritor argentino Rodolfo Enrique Fogwill) regresaba así una y otra vez a la primera línea de batalla de la filosofía al tiempo que se convertía en algo de lo que todos preferimos no hablar: como recordó la filósofa argentina Diana Cohen Agrest en un ensayo espléndido, el aburrimiento aburre.” [Sigue leyendo]

Babelia, 11 de septiembre de 2020.