“Los personajes de Copi habitan un mundo de contornos difusos y posibilidades combinatorias ilimitadas. Si el perro del narrador de su primera novela, El uruguayo, puede cavar un pozo en la arena de la playa y no volver a ser visto, y si de ese pozo pueden salir pollos que mueren asados cuando tocan la superficie, si una gallina puede concebir con un elefante y una niña poner un huevo, parece evidente que se trata de un mundo que sólo tiene una ley, la de su autor. En Copi hay una negación enfática de todo realismo, pero también de aquellas convenciones que permiten identificar, y normalizar, un texto como perteneciente a la literatura fantástica; esa negación se pone de manifiesto, por ejemplo, allí donde –sin alejarnos de […]” [Sigue leyendo]

La Virreina. Barcelona, mayo de 2020.