“Para quienes nos mostramos incapaces de afrontar la existencia sin la literatura, este ensayo constituye un festín que puede resultar descorazonador al mostrarnos lo frágil que era lo que creíamos imperecedero. […] Fenómenos como las editoriales que averiguan a través de las redes sociales los gustos de sus lectores para encargar libros ad hoc y el tipo de ‘lector’ que genera una sociedad distraída son solo algunos de los fantasmas que pasean por este apabullante producto metaliterario imprescindible para quienes ven en la literatura mucho más que un modo de pasar el tiempo.” [Sigue leyendo]

 

La Cueva del Erizo. Madrid, 26 de marzo de 2015.