El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia es fiel a los hechos. Al menos, fiel a los recuerdos que tengo de esos hechos reales y a la documentación que pude obtener. Técnicamente es una novela de no ficción. Cuando empecé a escribirla hablé con mis padres porque era importante para mí que dieran su aprobación. Al principio no querían siquiera que la escribiera: me costó mucho convencerlos. Decían que su experiencia política [pertenecieron a la organización Guardia de Hierro] no formaba parte de una historia personal sino de una colectiva y que era necesario recurrir a más de una voz para narrarla. Sin embargo, ése había sido el trabajo de Martín Caparrós y Eduardo Anguita en La voluntad. Mi padre escribió más tarde un texto que aparece en mi blog, un comentario casi página por página de la novela. Muchos lectores piensan que ese texto lo escribí yo, pero fue él. No importa; los lectores tienen derecho a creer lo que deseen.” [Sigue leyendo]

 

La Nación. Buenos Aires, 9 de marzo de 2015.