«La pregunta no es fácil de responder, por supuesto: solemos pensar en la novela como un texto narrativo de cierta extensión acotado por los límites físicos que le imponen la portada y la contraportada de un volumen, pero olvidamos, al hacerlo, que hay novelas con forma de baraja (Le ‘Livre’ de Mallarmé, Juego de cartas de Max Aub y Composition no. 1 de Marc Saporta) o que las utilizan como motor narrativo (El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino y las Piezas para barajas de George Brecht), con forma de tableros (Rayuela de Julio Cortázar, las resultantes del “panajedrez” inventado por el argentino Xul Solar), collages, sin texto (Una semana de bondad de Max Ernst), con preponderancia de la ilustración sobre el texto (las de Harold Foster, Sabrina de Nick Drnaso, buena parte de la novela gráfica contemporánea), compuestas sólo por prólogos (Museo de la novela de la Eterna de Macedonio Fernández), en verso (Martín Fierro de José Hernández, Eugenio Oneguin de Aleksandr Pushkin) o a la manera de instrucciones.» [Sigue leyendo]
La Tempestad (México), diciembre de 2022.