“Arthur Schopenhauer (Dánzig, 1788 – Fráncfort del Meno, 1860) consideraba ‘harto improbable’ la publicación en Alemania de ‘algún libro realmente importante’ que no hubiera escrito él, los catedráticos de filosofía eran sus ‘enemigos’ y lo detestaban ‘de todo corazón’, Berlín le parecía una ‘patria de charlatanes y escribientes’, Hegel era, sin lugar a dudas, ‘un simple fanfarrón y charlatán sin pizca de mérito, un soplagaitas’ y sus seguidores, ‘gusanos en la carroña’; en su opinión, los editores no eran mejores, las personas eran todas ‘caricaturas’, los habitantes de Fráncfort eran ‘más necios que en cualquier otra parte’, las mujeres eran inferiores ‘desde todo punto de vista’, él era un genio incomprendido —‘la injusticia que se está cometiendo conmigo se citará algún día como una de las más flagrantes de todos los tiempos’, escribió—, él era el único que había sido fiel a las enseñanzas de Immanuel Kant, pero las había sobrepasado. ¿Qué hacer con alguien así?” [Sigue leyendo]

Babelia, El País, abril de 2022.