«Pero el autor no se detiene en la pena, la desolación o el abandono, sino en la situación del mundo urbano, hiperquinético y occidental, donde las relaciones no son sinceras y se ciñen a las leyes del mercado como si de acciones en Bolsa se tratara. De este modo, la historia llega hasta un final casi epifánico a través de un camino de baldosas analíticas e inquisitivas en las que cada párrafo mordaz sirve para reforzar no pocas reflexiones que todos nos hacemos sobre internet, las ‘fake relaciones’, los ‘fake amigos’, la volatilidad del ser y su entorno, el posible derrumbe de la monogamia y la futilidad del poliamor. Pron juega con nosotros. Hace que nos identifiquemos y maldigamos cada acción narrativa, cada cuerpo de su trama, hasta quedarnos en territorio de nadie. En medio de la nada. Como si nos hubieran expulsado de todas las listas de Whatsapp, Facebook e Instagram a un tiempo y nos deportaran a un mundo ‘líquido’.» [Sigue leyendo]

La Razón (España), marzo de 2019.