“Hay una corriente que viene del romanticismo y que, aunque se ha explorado mucho por parte de los estudiosos, apenas ha ocupado reflexiones en la literatura. Quizá por la aprensión hacia las obras metaliterarias (por más que sus detractores piensen que son una peste y que los escritores sólo saben escribir sobre escritores). Esa corriente habla de la fascinación que la violencia política ha despertado en muchos escritores y en los caminos de ida y vuelta que se han abierto entre los discursos literarios y las acciones violentas. ¿Dónde está la responsabilidad del escritor? ¿Hasta qué punto es víctima de las pasiones de su tiempo o es culpable de aventarlas? Pron explora esos caminos y trata de entender algo. Por supuesto, abre más preguntas y apenas cierra respuestas, pero descubre también varias constantes y más de un paralelismo inquietante con el aquí y el ahora. Por eso nos apela, porque está hablando de un dilema universal que aún no hemos resuelto (o que cada generación ha creído resolver a su manera).” [Sigue leyendo]

Revista Eñe, 17 de marzo de 2016.