La primer pregunta que tengo para hacerte gira en torno a una frase que Tabarovsky le oyó decir a Piglia hace unos años, esa que dice:  «No hacen falta más escritores vanguardistas, sino lectores vanguardistas». ¿Cuáles, opinás, serían en este caso los actores que estarían cumpliendo el rol de ‘lector vanguardista’? ¿Quiénes son (en el caso de que existiesen) los que están sabiendo leer lo que pasa en la literatura y están, de alguna forma, pudiendo entregar al medio un producto ‘vanguardista’?

No es fácil responder a tu pregunta. Por una parte, porque no me parece que haya demasiadas personas que estén leyendo “bien” la literatura en español contemporánea: mencionar algunas (porque, sin embargo, las hay) sería ofrecer una lista incompleta por más extensa que fuera, y, a su vez, no responder a una pregunta creo que esencial, ¿en qué consistiría “saber leer”? Y más: ¿Qué sería una lectura vanguardista? ¿En relación con qué lo sería? ¿A qué visión de la literatura como “progresión” nos reduce la internalización de determinados valores asociados con la vanguardia? Pienso que estas preguntas son lo suficientemente importantes como para pretender clausurarlas yo. Y a su vez, también pienso que, a pesar de la escasez de “lectores vanguardistas”, sí hay un tipo de “literatura vanguardista” (que yo preferiría llamar “de resistencia” o incluso “contraintuitiva” si se piensa en su relación con el mercado) que tiene una docena de autores magníficos en español y prospera sostenida sólo por cierta parte de la crítica, una media docena de editores y algunas instituciones literarias y culturales, quizás los “lectores vanguardistas” de los que hablaba Piglia.  [Sigue leyendo]

 

Cultura Irracional, agosto de 2017.