“Hay una violencia contenida en esta novela y que te explota en la cara cuando menos te lo esperas. No es la violencia de descripciones cruentas de la muerte, sino la del sinsentido de la guerra que queda subrayada por el absurdo del lenguaje, por la suspensión de toda lógica, por ese estado de inmovilidad tensa simbolizada tan bella y brillantemente por la de una bomba que queda detenida sobre las cabezas de nuestros personajes, amenazante, sin nunca terminar de caer del todo. La violencia de no poder confiar en un principio y un final y quedarse atascado en un ‘por mientras’, en un ‘por ahora’, y sin saber muy bien por qué.” [Sigue leyendo]

María José Navia, Ticket de cambio (Chile)