“‘Una sociedad incapacitada para comprender mensajes de cierta complejidad es también una sociedad que da la espalda al tipo de periodismo que funciona como contrapoder y que ha sido fundamental en aquellas sociedades que han vivido procesos totalitarios; pienso en Argentina, donde hemos tenido dictaduras particularmente sangrientas en tiempos muy recientes. También es una sociedad que empieza a tomar decisiones políticas basadas en cuestiones tan azarosas como el rostro de un candidato político o la simpatía o antipatía que le provoquen la elección de su vestuario, cuestiones que pueden resultar trágicas a mediano y largo plazo”. [Sigue leyendo]

La Jornada. Ciudad de México, 1 de septiembre de 2014.