“No es azaroso que, en Mañana tendremos otros nombres, Él y Ella sean, respectivamente, un escritor de ensayos y una arquitecta: pensamiento y estructura vehiculados a través de dos prácticas muy creativas (aunque sólo en contadas ocasiones trasciendan hasta lo artístico) que para tener sentido pleno requieren algún tipo de compromiso con la vida pública, con el presente y quienes lo habitan. La novela pone el diseño narrativo (su estructura) a trabajar en el compromiso contra la lógica imperante del miedo, eso que Mark Fisher llama ‘realismo capitalista’, sorprendentemente parecida a la mentalidad de un depresivo y según la cual el estado de cosas es irrebatible y no hay alternativa. También se compromete en el rechazo al giro reaccionario que vivimos hoy, ese empeño en enterrarnos bajo viejas identidades constrictivas. Hay una profunda curiosidad por lo real y sus demandas en este libro que, frente a esos ‘tótems’ erguidos y nervados que circulan por chats privados de ligue, se alza como un talismán frente a la urgencia.” [Sigue leyendo]

El Cultural/El Mundo (España), mayo de 2019.