“Pregunta: Los demasiados libros atentan contra la calidad de la lectura, ¿los buenos libros terminarán siendo artículos de pequeñas logias que sepan aprovecharlos? Respuesta: Por supuesto, hace décadas que sucede eso, y la escisión entre un puñado de lectores ‘de calidad’ y aquellos que leen libros ‘de circunstancias’ se sigue ampliando, al punto de que ya se puede hablar de dos negocios y de dos culturas por completo distintas y sin comunicación las unas con las otras. Algunos autores pretenden circular entre un negocio y otro, y aspiran a que sus libros respondan a la demanda de los lectores ‘de circunstancias’ y a la de aquellos que buscan calidad, pero satisfacer a ambos me parece prácticamente imposible. En España dicen: ‘Lo que no se puede, no se puede; y además es imposible’”. [Sigue leyendo]

 

 

El Financiero. Ciudad de México, 20 de agosto de 2014.