“Que Olivia se especialice en monólogos dramáticos no es más que otra forma de evitar el abandono, que muchos de ellos sean sobre/desde niños ferales (niños salvajes, criados por animales en los bosques) ahonda en su falta de entendimiento con ‘el mundo real’. Olivia, doblemente abandonada por la ausencia del padre y por la presencia amurallada de su madre. Olivia, tan desubicada como esos niños-Mowgli, infelices en su ‘retorno’ al ‘mundo civilizado’, y dando una vuelta de tuerca más a las formas del (su) aislamiento forzoso en su último trabajo: un monólogo sobre Ellen Ionesco, la primera mujer lobotomizada de la historia. Un trabajo que paradójicamente la acerca al fatum creativo de su madre (‘dos mujeres que acabarían siendo muy parecidas y cuyo único infortunio era el de ser madre e hija’), quien ha realizado instalaciones artísticas bajo la tríada de la pobreza, feminidad y locura (y que ahora, en un proyecto artlandesco, excava un pozo -el vacío como lugar físico- con sus manos en una irresoluble búsqueda del centro de la tierra, ¿del centro de su propia existencia?). En una inacabable digresión tras otra, Olivia conduce y recuerda, conduce y reflexiona, conduce y viaja por las distintas etapas de sí misma desde que Edward se volatilizó para ella(s). Olivia conduce y transita por el hueco de su vaciamiento (‘la experiencia de la vida, del sentido pleno, sólo es posible en el pasado, mientras que el presente ha quedado reducido a un yermo infértil’). Olivia conduce concéntricamente hacia y desde la fractura interior (‘Olivia no era lo que se suponía que debía ser; pero intentando averiguar si era otra cosa se había convertido en esa otra cosa, y ésa era toda su historia’) al crash del accidente.” [Sigue leyendo]

Détour (España), octubre de 2023.