“Hijo de periodistas que militaron en la organización peronista Guardia de Hierro (origen, tal vez, de su interés sostenido por la relación entre arte y política), Pron había escrito algunos libros cuando emigró a Europa. Se había propuesto, dice, dejar la literatura. Convencido de que la tradición argentina no tomaba en serio a ningún escritor menor de 39 años (‘en esa época, ahora hay una especie de culto a lo nuevo’), se fue a Alemania y se doctoró en filología románica. Pero ‘no pude dejar de escribir’, explica como lo haría un yonqui. Y aunque no vive en la Argentina desde hace 17 años, sigue narrándola: ‘Cuando vives fuera de tu país estás caminando de espaldas. Vas hacia el futuro, pero siempre estás mirando el sitio del cual vienes’.” [Sigue leyendo]

Revista Eñe (Argentina), 19 de septiembre de 2016.