“Contamos nuestros sueños —dice Pron que dice Blanchot— ‘por una necesidad oscura: para hacerlos más reales: para apropiárnoslos, constituyéndonos, gracias a la palabra común, no sólo en dueños del sueño, sino en su principal autor y apoderándonos así de ese ser parecido, aunque excéntrico, que fuimos durante la noche’. Para mí el sentido de este libro de sueños es precisamente ése: el intento del Patricio Pron diurno de apoderarse de ese doble tal vez no del todo fiable que fue el nocturno Patricio Pron. Reconozco mi debilidad por algunos: el sueño en que se circuncida a un Borges que luego resulta no ser ciego (con la consiguiente monstruosa decepción de su autor), el sueño orwelliano donde se aplasta a los bebés para luego modelarlos de nuevo o el método de adivinación de dos personas que se escupen la una a la otra en la boca, en la que la transferencia de líquidos es también la de los proyectos y deseos.” [Sigue leyendo]
Cuadernos Hispanoamericanos, abril de 2022.