“Una vez más, el problema no es la subsistencia de los escritores (o no solo de ellos) sino la de toda una cultura que solía ver en la literatura un vehículo privilegiado para acceder a un conocimiento específico del mundo. El proyecto personal, no de hacerse rico sino de mantenerse a flote mientras se produce una obra que, idealmente, se sostenga en la comparación con los grandes textos del pasado, y la aspiración a disfrutar de una literatura (por fin) plural y diversificada tropiezan con la imposibilidad de disponer de textos cuyos autores no puedan sostenerse económicamente; es decir, en algún sentido, de las voces que más necesitamos escuchar para comprender el modo en que vivimos hoy.” [Sigue leyendo]
Letras Libres (España y México), diciembre de 2019.