“Ambas historias presentan similitudes, aunque también algunas diferencias: Karr es una destacable estilista, pero quizá se detiene en exceso en los aspectos más dolorosos y devastadores de la adicción, mientras que Hepola (habituada a la exigencia periodística de tomar del cuello al lector y no soltarlo) comienza su historia con una anécdota potente y no abusa del dramatismo; Karr no extrapola, mientras que Hepola apunta al carácter universal de su historia: como sostiene acertadamente, el alcoholismo es a menudo una solución (inadecuada y dañina, pero solución al fin) a los imperativos depositados en las mujeres, en especial en las profesionales. “La bebida me daba permiso para hacer y ser lo que quisiera”, recuerda; pero esa licencia, que tan raras veces se otorga a las mujeres, no carece de un importante precio a pagar; entre otras cosas porque “cuando los hombres se ponen ciegos, hacen cosas; cuando las mujeres se ponen ciegas, se las hacen a ellas”. Estos dos libros son el testimonio de todo lo que puede costarle a una mujer en nuestra sociedad “convertir la vida en algo que no necesite beber para soportar”, como afirma Hepola.” [Sigue leyendo]
Babelia/El País, junio de 2019.