No, no pienses en un conejo blanco

Ensayo

Título: No, no pienses en un conejo blanco : literatura, dinero, tiempo, influencia, falsificación, crítica, futuro | Editorial: CSIC  Consejo Superior de Investigaciones Científicas | ISBN 978-84-00-10976-91 | PDF DE DESCARGA GRATUITA | Páginas: 90 | Publicación: abril de 2022| País: España  

Noticias y reseñas

   

Esta obra constituye un ensayo acerca del papel de la literatura en la sociedad actual.

Algo después de la publicación de Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll admitió que había creado el personaje del Conejo Blanco para ofrecer un «contraste» con «la juventud, la audacia, la energía y la suave resolución» con la que Alicia persigue sus objetivos. Que nos hayamos convertido en el Conejo Blanco supone que, con su prisa, también hemos hecho nuestros el envejecimiento, la falta de audacia, el desinterés y la inconstancia que lo caracterizan en oposición a la protagonista del libro, pero también significa que, en la imitación de Alicia, en particular, y en la literatura, en general, hay una probable solución al problema de la exigencia de «más, antes, para más personas, más rápido».

Han dicho sobre el libro:

«La de Pron es una inteligencia analítica al servicio de un proyecto colectivo (la supervivencia de «una cultura intelectual y políticamente viva») […] sus argumentos han venido al mundo a trabajar y lo hacen con precisión milimétrica, estimulando una respuesta comprometida por parte del lector.”

Josep María Nadal Suau, Publisher’s Weekly (España)

“Una breve y contundente reflexión sobre las problemáticas del mercado cultural, y sobre todo del libro, en nuestro tiempo.”

Jordi Corominas, La Lectura (España)

 

Comienza a leer:

En oposición a la demanda de que nuestras prácticas y nuestros intercambios sean más y más veloces, la literatura constituye una práctica lo suficientemente lenta como para constituir un refugio -de hecho, una forma de resistencia- ante el imperativo de ir más y más rápidamente. De todo libro -aunque quizás no de uno como este- se deriva una coherencia que puede servir como modelo para la rehabilitación de un retrato congruente de nosotros mismos y de nuestros vínculos con los demás.

Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!», exclama el Conejo Blanco y extrae un reloj del bolsillo, lo observa por un instante, echa a correr. Un siglo y medio después de que comenzase a hacerlo —en cierto libro publicado en 1865 cuyo título es Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas—, no mucho parece haber cambiado, excepto en un aspecto fundamental: ahora, quienes corremos somos nosotros.

§

«Inventar el navío es ya inventar el náufrago; inventar la máquina de vapor y la locomotora es, además, inventar
el descarrilamiento y la catástrofe ferroviaria», observó sagazmente Paul Virilio. Para el filósofo francés, las innovaciones introducidas en el marco de la Revolución Industrial —«el descubrimiento hecho al mismo tiempo
por todos los hombres ricos de Inglaterra de que niños y mujeres podían trabajar en sus fábricas veinticinco horas al día sin que murieran en exceso», según W. C. Sellar y R. J. Yeatman— contribuyeron a una aceleración de los intercambios no solo materiales entre las personas.

Bajo «la ilusión de una velocidad liberadora», lo que esta produjo fue una rearticulación de la relación entre poder, riqueza y —podríamos agregar— valor. En las promesas de la Revolución —más, antes, para más personas, más rápido, más barato— permanecía agazapado el accidente: la migración del campo a la ciudad; la transformación del campesino en proletario y el consiguiente aumento de la conflictividad social, el de la desigualdad; la carrera armamentística; la sustitución de lo político por las fuerzas del mercado; el estado de excepción permanente; la volatilidad de las fronteras; la transformación del conflicto local en problema global; el agotamiento de los recursos naturales; la desaparición de numerosas prácticas y oficios; la precarización laboral; el desempleo; el desplazamiento de la producción a los países periféricos, la pervivencia en ellos del trabajo infantil y el trabajo esclavo; el adelgazamiento de la credibilidad periodística motivado por la imposibilidad de chequear una información y al mismo tiempo «darla antes» que la competencia; los «hechos alternativos»; la exacerbación de los sentimientos en la opinión pública y la conformación del juicio político; los fascismos.

Back To Top