“Todo lo que dice o escribe tiene dentro cierta maldad paradójica, como de conversaciones malévolas entre el citado Borges o el aún más audaz Macedonio Fernández. De su lenguaje español puede decirse cualquier cosa, porque él ha mezclado en su fuero interno raras sintaxis de idiomas distintos, así que sería una buena tarea rebuscar qué queda del habla de Rosario o de Berlín, o de Madrid, pero lo más seguro es que ahora, a sus 43 años, sea un autor con su propio lenguaje, que se acerca a ese español neutro que agrupa todos los acentos, pero no desdeña ninguno. Pron no es patriota ni del acento.” [Sigue leyendo]

El País. Madrid, 23 de enero de 2019.