Pensar en cuán jodida y escabrosa puede llegar a ser la vida se ha vuelto ya, en un acto común; no porque la gente detenga al mundo para lidiar con sus crisis existenciales, sino porque el simple hecho de hacer hincapié en lo jodido de estar vivo es un hecho que se ha dado por sentado. Resulta, en este orden de ideas, que no hay nada nuevo en denotar que, desde la frontera que se cuente, vivir es una jodida forma de muerte. Sí, lo sé, he sido aliterativo con el tema, pero es que después de leer a Patricio Pron a uno le queda este tema dándole vueltas en la cabeza, de allí que La vida interior de las plantas de interior me haya dejado rondando una serie de imágenes, digámosle pasos, con cuales pienso, todos podemos irnos al carajo.

En La vida interior de las plantas de interior, publicado por Random House Mondadori, en el 2013, Pron realiza un particular viaje muy cercano al de Roberto Bolaño en El gaucho insufrible hacia el centro, viscoso y oscuro, de la soledad. [Sigue leyendo]

 

Libros y Letras, mayo de 2018.