«Estos detalles que los cuentos tienen en común pueden parecer débiles, pero no lo son: como sus largas frases (“opinas con escepticismo que quizá algunas frases sean demasiado largas y que el autor abusa un poco de las subordinadas”, se lee en “Un jodido día perfecto sobre la Tierra”), vienen a sumar a la creación de una unidad y un estilo, al que también contribuyen los débiles hilos que apenas parecen unir a los personajes o las circunstancias de algunos de sus cuentos, que al final se revelan completos y coherentes gracias precisamente a esa ligera cuerda que los mantiene amarrados. En el caso de “El cerco” es la fecha, de la que se dice que no importa, la que se repite entre los personajes, que apenas se encuentran para pasarse el protagonismo de un párrafo a otro; en “Como una cabeza enloquecida vaciada de su contenido”, una peluca sintética reclama el protagonismo para, volviendo atrás en el tiempo y saltando entre los personajes que de alguna forma tienen que ver con ella, elaborar sobre una vieja idea formulada por Empédocles; en “Rododendro, tradescantia, tillandsia, bromelia”, todo lo que une a un hombre con la mujer que lo persigue y que llega a imaginar una vida en común con él es la billetera que un día él olvida en el mostrador de la floristería del centro comercial donde ella trabaja y que ella nunca le entrega de vuelta.» [Sigue leyendo]

 

Formas de distorsionar el mundo, julio de 2017.