“La fuerza del libro está precisamente en un humor donde no cabe lo banal y en el sentido de irrealidad. Abundan los malentendidos, las paradojas y los gags […]. Los militares cambian continuamente de graduación. Los que creíamos muertos aparecen de pronto vivos. Los mismos nombres de los soldados resultan desconcertantes.” [Sigue leyendo]

Cultura/s de La Vanguardia, junio de 2014.