“Quizá Pron dé en el blanco cuando habla del cambio del concepto de ficción. Florencia Garramuño es especialista en Teoría Literaria y Literatura Latinoamericana. Ante todo, ella descree de todos aquellos que miran esta literatura como heredera de otra más testimonial sobre el genocidio en el Cono Sur: ‘Creo que lo que ocurre es que durante los años 70 y 80 se produjo, en diversas partes del mundo, una transformación del estatuto de la ficción que se abrió a una relación mucho más íntima con otras formas de la prosa, como la crónica o el testimonio’. Esta evolución en el concepto de ficción incluyó textos que en el pasado eran considerados como por fuera de ella. De este modo, surge ‘la mirada infantil o juvenil utilizada en muchos de ellos –Laura Alcoba, Nona Fernández, Alejandro Zambra– o la del amnésico a causa de medicamentos –Pron–, o la superposición de regímenes realistas con derivas insospechadas –Félix Bruzzone–, que permiten de formas diversas contornear la narración de acontecimientos históricos y efectivamente acaecidos con una interrogación sobre su sentido y el efecto que estos acontecimientos han producido en subjetividades cada vez más fantasmales y desestructuradas’. Para esta académica, se crea un tipo de relato que tiene más que ver con la experiencia que con el acontecimiento en sí, hay una subjetividad, una interpretación o una reelaboración de ese acontecimiento.” [Sigue leyendo]

 

Perfil. Buenos Aires, 11 de abril de 2015.