«E.M. Forster, en Aspectos de la novela, imaginó una escena de escritura en la que los novelistas de distintas épocas escribían al mismo tiempo en la mesa de una biblioteca con toda la literatura a su disposición. Según propone Ricardo Piglia en El último lector, esa idea se enfrentaría a las de progreso, linealidad y jerarquía literarias. Algo de aquella imagen y de esta hipótesis parece acompañar a Lo que está y no se usa nos fulminará. El título, ya una apropiación, con toda su mística fértil y progenitora, sobresale como una suerte de mandamiento para que de allí en más se aúpen insumos de las más variadas procedencias y matices —otros cuentos, más canciones, atmósferas y hasta la inestimable presencia de Mao, un gato— y se los vuelva narrativa. Puesto a experimentar con su biblioteca, Pron corta, copia, mezcla, imagina, ensaya, tantea; el resultado es una colección de cuentos impresionante.» [Sigue leyendo]

 

Lo que está y no se usa nos fulminará