“La crítica Graciela Speranza ha notado que una de las grandes contribuciones de Pron es su trabajo con el tiempo, la búsqueda de nuevas formas simbólicas de narrarlo que, al desnaturalizarlo, nos ayuden a enfrentarnos a la experiencia acelerada del presente. De ello dan prueba aquí los dos mejores cuentos del libro, ‘La repetición’ y ‘Las luces sobre su rostro, las luces sobre su rostro’, capaces de destacar incluso en un libro de muy alto nivel. En ambos cuentos los personajes se proyectan al pasado, buscando en la repetición o superación de una noche feliz o traumática la clave que les permita salir de un presente entrampado. En ‘La repetición’, un hombre en medio de una crisis existencial se aboca al proyecto delirante de querer reconstruir una noche ocurrida cuarenta años atrás en la que fue feliz; el cuento trabaja con la fisura existente entre esa imposibilidad (no podemos volver a vivir el pasado) y la memoria infiel del pasado, mezclada en un presente de nostalgia y desazón. ‘Las luces sobre sobre su rostro, las luces sobre su rostro’ es el cuento técnicamente más complejo: la historia de un boxeador mexicano que en medio del ring recuerda dos accidentes: uno diez años atrás, que pudo haber dado fin con su carrera -conducía borracho y drogado- y otro cinco años atrás, en el que fallece su esposa. El cuento, que abreva de clásicos como ‘La noche boca arriba’ cortazariana y ‘El Sur’ y ‘El milagro secreto’ de Borges, que a la vez se inspira en Bierce- se abre a varias lecturas; en una, el boxeador no solo está recordando en el ring, sino reviviendo esos diez años: se ha producido un ‘milagro secreto’, solo que aquí, de manera más amarga y dura que en el cuento de Borges, ser ‘dueño del tiempo’ no implica poder cambiarlo y ‘hacer las cosas mejor’, sino ‘vivirlo todo a secas, sin poder enmendar ningún desacierto ni apartarse de una senda cuyas estaciones incluyen las peleas, los agravios provocados y recibidos y un accidente de automóvil’.” [Sigue leyendo]

La Tercera (Chile), marzo de 2018.