“Deja innumerables dudas en el lector y un cierto sabor agridulce: donde la parte dulce se la lleva la comprobación de haber leído una gran obra y la parte agria es la que te queda al reconocerte como humano, como ser contradictorio, lleno de prejuicios y de engaños, esos que te permiten conformar el imaginario del mundo y de uno mismo.” [Sigue leyendo]

 

El Buscalibros, 29 de abril de 2016.