“Es desconcertante, tanto para el narrador como para el lector, el mecanismo utilizado por el autor para representar por medio del absurdo la peculiaridad de cada uno de los soldados y su relación con lo irracional de muchas de las situaciones vividas en la contienda. En esta línea, los diálogos que compone esta novela reflejan no tan solo el sinsentido de aquello que ocurre en la trama; también permite a Pron desligarse de una tradición literaria que fuerza al autor a posicionarse contra la condición ser de relator de una derrota, al estilo de Los Pichiciegos de Fogwill, transformando la carencia de sentido del relato en una crítica a cualquier toma de posición que fuerce al lector a considerar los hechos de un solo modo: el de la tragedia. En este sentido, la parodia y la sátira se transforman en  las herramientas que hacen de este libro una novela insensible al pasado reciente en tanto no presenta con claridad la distinción entre buenos y malos, entre vencedores y perdedores, situando en esa ambigüedad la sospecha sobre la cual se enmarca una pregunta decisiva y que no está referida a las dificultades de escribir sobre una guerra, más aún cuando Pron no era más que un niño cuando estalló, sino que está referida más bien a las posibilidades que ofrece la literatura para contar una y otra vez la misma historia. […] una evocación en clave absurda y humorística del conflicto que llevó a Argentina a una de sus tragedias más dolorosas del siglo XX.” [Sigue leyendo]

 

Revista Lecturas. Santiago de Chile, 30 de marzo de 2015.